Diciembre, el mes de la depresión... hasta hoy

Laura Sánchez, Filóloga

Puede que pequemos de ingenuas, puede que no sea el momento más adecuado, pero estamos dispuestas a darle la vuelta a la tortilla y quitarle a diciembre el sambenito de ser el mes de la depresión. Aunque no podemos cambiar las estadísticas, que dicen que en esta época aumentan los casos de depresión, sí podemos prepararnos para que en el futuro no sea así. Este año, en diciembre nos olvidamos de la depresión.

Motivos de depresión en diciembre

En diciembre nos deprimimos por el frío; por los días cortos, invernales; por la falta de luz. También nos deprimimos porque es un mes que viene marcado por una de las festividades más importantes del año: las Navidades. Las Navidades implican días previos de compromisos sociales y laborales. Y en las Navidades se notan más lo que no están.

En Navidades nos deprimimos porque nos espera una cena de Nochebuena plagada de conflictos familiares, o porque vamos a pasarla en soledad; porque vamos a gastarnos en regalos un dinero que no tenemos; porque tenemos que multiplicarnos el día de Navidad; porque nos espera una Nochevieja marcada por la nostalgia y un Año Nuevo lleno de propósitos que no vamos a cumplir.

En diciembre nos deprimimos fundamentalmente porque no hemos cumplido con nuestras expectativas, por insatisfacción vital pura y dura. Porque en realidad no sabemos disfrutar de lo que tenemos. Así que ya es hora de encerrar la tristeza, la culpa y la nostalgia y no dejarlas salir jamás.

Diciembre, el mes de la felicidad

Si nos lo proponemos podemos hacer que todos esos motivos de depresión en diciembre se conviertan en motivos de felicidad. ¿Difícil? No tanto. Solo se necesita un cambio de perspectiva. Nada podemos hacer para traer de vuelta a los que no están, pero eso no significa que no podamos recordarlos en estas fechas con más cariño que tristeza. Que el recuerdo de los buenos momentos que vivimos con ellos no nos robe todos los momentos que podamos vivir con los que sí están.

Esto también puede servirnos para tomarnos los compromisos familiares desde otro punto de vista. Seguro que hay personas de nuestra familia que sí nos apetece mucho volver a ver. Centrémonos en esas personas que nos gusta y hagamos oídos sordos a las críticas de los demás. La sonrisa no puede faltar en este mes de diciembre, no como signo de hipocresía, sino como un refuerzo de lo felices que estamos dispuestas a ser.

Si observamos a nuestro alrededor fijándonos en lo que tenemos y no en lo que nos falta, nuestra vida será más plena. No es necesario renunciar a deseos o a cumplir sueños, sino utilizar lo que tenemos, cariño, amor, abrazos, sonrisas, experiencia...para impulsarnos a seguir y lograr todo aquello que deseamos. Diciembre es un mes festivo, no es un mes para la depresión.

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