Engordar por ansiedad: cómo evitar el aumento de peso

Las razones por las que coges unos kilos por la ansiedad y cómo prevenirlo

Laura Sánchez, Filóloga
Revisado por Natalia Pedrajas, Psicóloga
En este artículo
  1. Por qué engordamos con la ansiedad
  2. ¿La ansiedad engorda?
  3. Empezar una dieta cuando tienes ansiedad
  4. Consejos para evitar el aumento de peso por ansiedad

La relación entre la ansiedad y los trastornos alimenticios está más que demostrada, así como esa tendencia a comer en exceso en los periodos de más estrés o ansiedad. Sin embargo, el exceso de comida no es el único motivo por el que engordamos con la ansiedad.

Aunque son muchas las personas que experimentan una considerable pérdida de peso cuando sufren un trastorno de ansiedad, engordar es también una de las consecuencias. Algo que debemos evitar, porque si nos descubrimos con unos kilos de más podemos empeorar aún más nuestro problema de ansiedad. Pero... ¿cómo evitar engordar por ansiedad? ¿Cómo prevenir el aumento de peso? En Diario Femenino te ayudamos.

Por qué engordamos con la ansiedad

El principal motivo por el que engordamos por ansiedad es porque comemos más. El estrés, la ansiedad y los nervios nos hacen cambiar nuestra relación con la comida además de transformar por completo nuestros hábitos diarios. Un atracón de comida con grasas y azúcares parece ser la opción más rápida para calmar los nervios. Sin embargo, se trata de una sensación de bienestar muy breve, porque en cuanto nos damos cuenta de lo que acabamos de comer, la ansiedad vuelve a aparecer.

Comer en exceso se trata, sin duda, de un comportamiento que debemos evitar, especialmente en los momentos de ansiedad, aunque no resulte fácil. Tampoco es el único motivo por el que engordamos. Parece haber una estrecha relación entre el estado de alarma producido por la ansiedad y la acumulación de grasa corporal, aunque no está demostrado.

Además, uno de los motivos principales que nos llevan a tener hambre a lo largo de todo el día y a no poder calmarla a pesar de todo lo que comemos es la falta de sueño. Dormir mal es tanto un síntoma como una consecuencia de la ansiedad y no se le da la importancia que tiene. Cuando dormimos mal, nos sentimos fatigadas, cansadas y con un malestar general que procuramos calmar a base de más comida.

¿La ansiedad engorda?

Llegados a este punto nos preguntamos si la ansiedad engorda y la respuesta es que no. También hay muchas personas sufriendo de ansiedad que ven cómo bajan de peso porque las crisis de angustia hacen que no puedan comer apenas nada. Pero es cierto que también es frecuente el famoso atracón por ansiedad.

Al margen de que nuestro metabolismo también pueda cambiar y verse afectado por un problema de ansiedad o incluso por el tratamiento farmacológico, el cambio de peso no resulta tan evidente como para preocuparse. La verdadera preocupación es la propia ansiedad, no el aumento de peso, algo que podemos revertir fácilmente más adelante en caso de que ocurra.

El error se encuentra en el motivo por el que engordamos cuando tenemos ansiedad, que no es otro que comer más o comer alimentos con alto contenido en grasas y azúcares. La sensación de comerse algo dulce, por ejemplo, es de un bienestar inmediato y eso es precisamente lo que necesitamos cuando estamos sintiendo un malestar permanente por la ansiedad. Pero ese bienestar que proporciona la comida, tan inmediatamente como viene se va y nos encontramos con que el malestar aumenta. Y ahora el malestar ya no es solo por la propia ansiedad, sino por haber arrasado con todo lo que teníamos en la despensa.

Entonces la pregunta sería, ¿hay alguna otra manera de reducir el malestar por ansiedad sin necesidad de comer? Sin duda lo hay. Para muchos hace el mismo efecto salir a tomar un café con alguna amistad, salir a dar un paseo, ir de compras, ver una serie o leer un libro. ¿Y qué me dices de las personas que tocan algún instrumento?

Empezar una dieta cuando tienes ansiedad

Pero todas estas opciones no son más que estrategias de evitación para evitar enfrentarnos al verdadero problema que es la ansiedad. La ansiedad molesta, agobia, angustia y buscamos desesperadamente algún estímulo que nos aleje de todas esas emociones desagradables. Si el estímulo lo hemos encontrado en la comida, lo más seguro es que aumentemos de peso.

Engordar por ansiedad no es lo que más debería preocuparnos y NO es el mejor momento para hacer dieta. Una cosa es prestar más atención a lo que comemos y optar por una alimentación saludable y otra cosa es empezar una dieta en pleno proceso de ansiedad. ¿Por qué? Porque todo nuestro esfuerzo debería estar concentrado en superar ese trastorno de ansiedad. Así que olvídate de la dieta, al menos por el momento.

De hecho, superar un trastorno de ansiedad pasa por entender que los mecanismos de evitación no funcionan, que no podemos mirar para otro lado y que ni siquiera es saludable intentar evitar ese malestar que nos produce la ansiedad. Parece contradictorio, pero la única forma de que ese malestar se reduzca es aceptarlo, dejar de luchar contra él, dejar de resistirnos, aceptar que está ahí como algo natural y enfocar la atención en otros aspectos.

¿Qué otros aspectos? La aceptación de las emociones es clave para superar la ansiedad, pero también lo es mirarnos de una forma más comprensiva y compasiva, dejar de culpabilizarnos por tener ansiedad o por estar sufriendo y descubrir todas esas cosas que nos hacen sentir bien. Sin utilizarlas como una estrategia de evitación, sino aceptando también que nos merecemos cuidarnos, mimarnos y darnos un capricho. Y si ese capricho pasa por una tarde de series con chucherías o por una comida con amigos que finaliza con un fabuloso postre, también es saludable. No te cortes.

Consejos para evitar el aumento de peso por ansiedad

En el caso del aumento de peso por ansiedad es más fácil reconocer dónde está el problema, incluso el comportamiento inadecuado, que ponerle una solución. La verdad es que no es fácil controlar la ansiedad por comer, pero podemos intentarlo con algunos trucos.

+ Tal vez ha llegado la hora de pasarse a una alimentación saludable. Como ya hemos dicho, no se trata de hacer dieta precisamente en el momento en que estás sufriendo un trastorno de ansiedad, sino de llevar una dieta sana, variada y equilibrada en la que primen, además, los alimentos que promueven la serotonina.

+ No tengas en casa alimentos con alto contenido en grasas y azúcares. Así, si no puedes evitar darte un atracón, al menos será de alimentos más sanos.

+ Aprende ejercicios de respiración para controlar tus nervios de una forma que no incluya la comida. Te vas a sorprender con los beneficios de la respiración para impedir que te lances al frigorífico a comer cualquier cosa que tengas.

+ Junto con los ejercicios de respiración puedes empezar a practicar Mindfulness, a meditar, a acostumbrarte a enfocar tu atención en el momento presente para no dejar que el malestar de la ansiedad te lleve a buscar un mecanismo de evitación como el de comer sin control.

+ Hablando de ejercicios, sí, tanto para superar un trastorno de ansiedad como para evitar engordar, es necesario hacer algo de ejercicio físico. No tienes que machacarte en un gimnasio ni apuntarte a un triatlón, basta con salir a caminar a paso ligero todos o casi todos los días por el parque más cercano.

+ Bebe abundante agua para tener sensación de saciedad y no lanzarte a comer algo. El agua en sorbitos pequeños siempre es saludable, no engorda y este sencillo gesto te puede servir para resistir la tentación de la comida.

+ Come cantidades pequeñas pero frecuentemente a lo largo de todo el día, así no tendrás sensación de hambre. Dicen, además, que esta forma de organizar los alimentos que comes a lo largo del día es la más saludable. 

+ Evita el café y las bebidas estimulantes que aumentan los nervios y las ganas de comer. Cuando te sientes nerviosa y tienes problemas de ansiedad, el miedo a sufrir una crisis te suele llevar a buscar estrategias de evitación que no siempre resultan saludables. Si ya tienes ansiedad, no la incrementes con estimulantes.

+ Duerme. Duerme todo lo que puedas y mantén una higiene del sueño que te permita levantarte descansada y con energía. Este punto es fundamental porque no tener una buena calidad de sueño hace que te despiertes cansada. Y cuando estás cansada, no tienes fuerzas para resistirte a obtener esa gratificación inmediata que es darte un atracón.

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