¿Comprar me hace feliz? 10 razones que te demostrarán que no es así

La felicidad no se mide por lo que tienes, sino por lo que vives cada día

José Marcelino Pérez
En este artículo
  1. Las 10 razones por las que comprar no me hace feliz

¿Comprar me hace feliz? 10 razones que te demostrarán que no es así

Vivimos en una sociedad de excesos donde no hay límites. Es la época del consumo descontrolado. ¿Y eso qué puede producir? Sin duda, gente fuera de control, consumiendo todo lo que puede, sin ninguna planificación. En este punto, cabría preguntarse: ¿Comprar me hace feliz?

Desde hace no muchos años hay una vorágine comercial que nos invita a comprar todo lo posible. A la típica Navidad y Reyes hay que sumar las cada día más largas y frecuentes rebajas. Cuando acaban las primeras empiezan las segundas, después las terceras… y cuando casi no ha habido tiempo de quitarse de la cabeza la palabra “Rebajas”, nos plantan otras.

No olvidemos el día de San Valentín, el día del padre, el de la madre… Y con esto de que cada vez somos más americanos, pues nos hemos subido al carro de Halloween, Black Friday… En definitiva, ¿cuándo para esto? ¿Puedo pedir una especie de excedencia o vacaciones consumistas? Una época donde no se acribille a ofertas comerciales y donde estemos todos un poco más tranquilos, pensando en vivir la vida, y no sólo en comprar más y más y más...

Las 10 razones por las que comprar no me hace feliz

Con este panorama, y teniendo a la vuelta de la esquina las Navidades, hemos querido hablar con José Marcelino Pérez, coach financiero, para que nos explique si realmente comprar me hace feliz a mí, a ti y a todos los que nos rodean.

Por qué comprar no te hace feliz

1. No necesito tener tantas cosas para ser feliz

Conozco mucha gente que tiene los armarios llenos de ropa que nunca se pone. Que paga la cuota del gimnasio adonde nunca va. Y tiene las estanterías llenas de libros que nunca lee. La lista se puede ampliar hasta la eternidad, incluso conozco una persona que tiene 3 bicicletas, una de carretera, una de montaña y otra estática, pero nunca las usa. De hecho, tiene un sobrepeso importante. ¿Para qué las compró? ¿Para qué las tiene? ¿Qué va a hacer al respecto? ¿Realmente necesito todo lo que tengo?

2. Tengo que vivir mi vida, no la de los demás

Mucha gente se deja llevar por las modas. No se pierde ni una. Pero, ¿por qué lo hace? ¿Porque realmente le gusta? ¿O porque lo hacen los demás y se deja llevar? Mi vida es mía y sólo mía. Yo soy el único capitán de mi barco. Y cada persona es el capitán de su propio barco. Vive tu vida y deja que los demás vivan la suya. Compra lo que quieres tú, no lo que quieren los demás. ¿Eres un ser humano único y responsable o eres una simple ovejita que sigue el rebaño?

3. La felicidad no se mide por lo que tengo, sino por lo que vivo cada día

¿Crees que tu valor como persona es la suma del valor de todos tus bienes? Si es así, te pido que por favor reflexiones, amigo mío. El tener muchas propiedades puede ayudar a que te sientas mejor y te puede dar cierta tranquilidad económica. Eso está claro. Pero sólo eso no te hará feliz. Piensa que hay muchos millonarios que son tremendamente infelices.

Los bienes, entre los que incluyo al dinero, en sí mismos, no dan la felicidad. Ayudan, obviamente, pero no garantizan la felicidad. No pretendo que renuncies a tus propiedades. Tampoco quiero pedirte que te deshagas de ellas. Simplemente te pido que veas también el lado no material de la vida. La felicidad puede ser la casa que tienes en la playa, el dinero que tienes en el banco, el coche que tienes en la puerta. Sí. Pero si estás solo en la vida, sin familia, ni amigos, y te limitas a trabajar sin disfrutar lo más mínimo… ¿Merece la pena? ¿Realmente eres feliz?

10 razones que te demostrarán que comprar no te hace feliz

4. No necesito comprar tantas cosas para vivir y ser feliz

¿Cuántos coches necesitas realmente para vivir? ¿Y casas? ¿Y ropa? Conozco a una persona que cada semana se compra ropa. Adquiere cantidades ingentes de prendas como camisetas, calcetines, camisas… Sus armarios están atiborrados. No cabe un alfiler. ¿Y cómo hace espacio? Muy fácil. Las camisetas que compra esta semana las usa durante 7 días y después… ¡Las tira!! Y se compra más. Y vuelta a empezar. Lo peor de todo es que lo ve normal.

El armario está tan lleno que no sabe lo que hay. Se podría vestir todo el edificio con esa ropa. ¿Lo necesita? No, ni ella, ni nadie. ¿Qué consigue con ese pésimo hábito financiero? Tirar el dinero a la basura. Además, destina dinero a cosas que no necesita. Se está engañando a sí misma. ¿O no?

5. Comprar sin control es mi ruina financiera

Comprar no es un acto de fe. Para comprar algo, necesitas dinero. Y si lo usas para adquirir algo, luego no dispondrás de ese dinero. ¡Ojo! No todo es comprar en la vida. Has de usar el dinero de manera eficiente, lo cual incluye comprar en general, pero has de pensar también en ahorrar e invertir. Piensa menos en gastar y piensa más en ahorrar e invertir. Tu situación financiera mejorará. Te lo aseguro.

¿Comprar te hace feliz?

6. No estoy todo el día justificando mis actos ante los demás

Obviamente has de cumplir tus obligaciones como marido, padre, trabajador, contribuyente, etc. Está claro. Pero eso no significa que estés todo el día actuando de cara al escaparate, por el qué dirán, qué pensarán... Ocúpate de hacer lo que crees que es correcto en cada momento, respetando siempre la ley y a los demás, pero hazlo por ti, no por las personas que te rodean. Recuerda que tú eres el único capitán de tu barco. Nadie más. Vive tu vida y deja que los demás vivan la suya. Es lo mejor para todos.

7. No necesito gastar el dinero que no tengo en cosas que no necesito para impresionar a gente a la que no le importo

Esta maravillosa cita es obra del actor Will Smith. Es sinceramente, increíble. En primer lugar, dice que no necesito gastar el dinero que no tengo. Parece obvio, pero mucha gente lo olvida cada día. ¿Cómo? Recurriendo a las deudas. Y, lo que es peor, endeudándose más para cubrir deudas anteriores, lo cual es un tsunami financiero de consecuencias impredecibles.

En segundo lugar, afirma que no he de gastar el dinero en cosas que no necesito, lo cual parece también una obviedad. Pero, claro, ¿quién se resiste a la avalancha diaria de ofertas comerciales que recibimos las 24 horas del día? La pregunta clave es: ¿Realmente necesito todo eso? ¿Para qué? Después nos habla de impresionar a la gente. Y yo te pregunto: ¿Necesitas impresionar a tus semejantes con lo que vistes, comes, compras…? ¿Seguro? ¿Para qué?

Para rematar esta increíble cita, menciona a la gente a la que no le importo. Es decir, que intento impresionar a alguien, hago lo que sea por conseguirlo, y, encima, esas personas no me pueden ni ver… ¿Tiene sentido?

Las compras no te hacen feliz

8. Comprar sólo me hace feliz a corto plazo

Ya hemos comentado anteriormente que el dinero en sí mismo no da la felicidad, aunque puede ayudar mucho. Tener la seguridad de que el banco no me va a echar del piso y de que puedo dar de comer a mis hijos me da mucha tranquilidad, ¿o no? Pero una vez cubiertas las necesidades básicas, la cosa cambia. Damos por hecho que necesito un teléfono móvil, tanto a nivel personal como profesional. Otra cosa es que me sirva uno que vale 100 € o que necesite uno de 1.000 €. Estarás conmigo en que la mayoría de la gente no necesita tener el mejor móvil del mercado. ¿Para qué?

Mucha gente se auto-regala continuamente objetos con la excusa de “Me lo merezco”. Bien, es probable que sea cierto. ¿Pero necesito el móvil más caro? Cuando lo compro, seguramente me siento la persona más feliz del mundo, pero ¿cuánto me dura esa sensación? Hasta que sale un nuevo móvil más caro. Y, claro, como me lo merezco, pues también me lo compro.

En resumen, todo lo que me compro porque me lo merezco me hace feliz unos días, semanas o meses, pero no me suele hacer feliz a largo plazo. Por la sencilla razón de que estoy continuamente buscando algo más. Nunca me encuentro plenamente satisfecho. He de reflexionar al respecto para salir de esa espiral. He de responder a la pregunta: ¿Qué me hace realmente feliz?

9. Comprar compulsivamente sirve para tapar mis carencias afectivas

Siguiendo con el ejemplo anterior del móvil, yo me pregunto si realmente necesito tener el más sofisticado del mercado, con tantas prestaciones. ¿Las necesito todas? ¿Las voy a usar de manera habitual? ¿Conoces a alguien que lo haga? ¿Acaso me compro ese super móvil para presumir, para suplir la falta de autoestima, para caer bien a los demás…? Si es así, me basta decirte una palabra: ¡STOP! Da un paso atrás y reflexiona al respecto. Seguramente que has vivido alguna situación similar, tanto tú como alguna persona de tu entorno.

Comprar no te hace feliz y te damos razones de por qué

10. Comprar sin control me aleja de la realidad

Hay solo dos opciones. La primera opción es que vivo en un mundo de fantasía e ilusión, con el mejor móvil, el coche más caro, la casa más grande, la ropa más exclusiva… pero no porque lo necesite o me guste, sino porque mi familia, mis amigos, mis vecinos, mis compañeros del trabajo y demás me impulsan a ello. Ojo, puede que me animen directamente o, sin embargo, puede que yo me auto-engañe y que yo mismo me vea en la necesidad imperiosa de igualarles o superarles a todos los niveles.

La segunda opción es que vivo en un mundo real, el único que existe. Aquí tengo el móvil que yo quiero (y necesito), el coche que me hace falta, la casa que se ajusta a mis necesidades y recursos, etc.

¿Qué opción es más auténtica? Yo lo tengo claro. ¿y tú? ¿Qué opinas?

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