Por qué algunos comen mucho y no engordan

El sueño de cualquiera es hincharse a comer y no ganar ni un kilo

María Machado, Periodista
En este artículo
  1. Comer mucho y no engordar, el sueño de cualquiera

Un día es un día… Pero para la aquellos que pueden permitirse todo lo que quieren porque no suben ni un kilo, todos los días pueden ser ese día. Seguro que alguna vez has conocido a una de esas personas que, por mucho que se hinchen, siempre están igual de delgadas. Pero, ¿por qué algunos comen mucho y no engordan? Y, sobre todo, la pregunta del millón: ¿por qué no puedo ser yo una de esas personas?

Comer mucho y no engordar, el sueño de cualquiera

Como recoge la BBC, una estudiante de medicina llevó a cabo un experimento junto a un grupo de voluntarios durante el cual comieron alrededor del doble de calorías habituales. Para esta investigación, las mujeres tomaron unas 3500 calorías y los hombres 5000. Cuatro semanas más tarde, esta chica había ganado 3,5 kg, casi un 7% de su peso corporal, sin embargo, sus datos diferían de los resultados de otros participantes que habían engordado entre medio kilo y 4,5 kilos. A partir de ahí, se hizo una comparativa de cómo reaccionan los distintos cuerpos a una misma ingesta aproximada de calorías.

Hay varios factores que afectan a la hora de engordar más o menos ante la ingesta de alimentos.

+ Los genes tienen mucho que decir

Según diversos estudios, la genética está muy relacionada con cómo engorda la comida a cada persona. Se dicen que los genes FTO (de sus siglas en ingles Fat Mass and Obessity asocciated) y sus variantes, son los que hacen que unas personas cojan kilos con más facilidad que otras.

Por otro lado, otros expertos dicen que los genes también pueden influir en el apetito, ya que hay a quienes se les da mejor identificar cuándo están llenos mientras que a otros les cuesta mucho más decirle que no a la comida.

+ Cada uno engorda de una manera diferente

En el experimento anteriormente mencionado, también se pudo demostrar que no todos los cuerpos engordan de la misma manera. Hubo voluntarios que a pesar de subir de peso hasta 4,5 kilos, su aspecto físico no pareció cambiar demasiado. Esto se debe a la constitución de cada persona, pero también a su metabolismo. En lugar de a la grasa, su peso fue a parar a los músculos, según los expertos que supervisaron la investigación.

+ Lo que te rodea te afecta

No todo el mundo tiene la misma percepción de la comida ni la misma experiencia con ella. De esta forma, aquellos que desde la juventud han tenido una relación y una rutina saludable a la hora de comer, suelen estar más concienciados a la hora de ponerse frente a la mesa.

Aunque contigo coman mucho, su mentalidad es más saludable y es posible que cuando están en la intimidad tengan una mentalidad más equilibrada y más autocontrol.

+ Adelgazar por la noche es posible

Puede que el truco de esa persona que parece no engordar a pesar de todo lo que come sea dormir bien. Según los científicos, cuando dormimos bien se activa la hormona somatropin, que permite acelerar la quema de grasa subcutánea y, por lo tanto, a la larga se produce una pérdida de peso.

Por otro lado, la postura en la que se duerme puede también mucho que ver. Cuando duermes boca arriba se permite que la circulación sanguínea aumente y, por lo tanto, que se eliminen más líquidos. Sin embargo, cuando duermes boca abajo, se dificulta la digestión.   

+ Comer lento ayuda a engordar menos

Masticar mucho la comida que nos llevamos a la boca facilita la digestión. Pero además, cuando comemos despacio le damos tiempo al cerebro a darse cuenta de cuándo estamos llenos. ¿Puede que esas personas que parece que comen mucho, en realidad no ingieran tanto, sino que tarden mucho en comérselo? 

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