Historia de amor de cine: el guión de tu propia película de amor

Laura Sánchez, Filóloga

Para compensar su escasa vida sentimental, Samanta escribía los mejores guiones de comedias románticas. En ellos escribía sus deseos, inventando historias de amor que le hubiera gustado vivir a ella. Ya se había hecho un nombre como guionista, así que no le sorprendió que una de las mayores productoras le encargara escribir la mejor historia de amor jamás contada.

El protagonista del amor

Y Samanta la escribió. Sabía que el guión iba a gustar, lo que no se imaginaba era que la productora le pidiera que se implicara en el rodaje. Nadie mejor que ella para elegir los lugares, nadie mejor que ella para elegir a los actores protagonistas. Le costó elegir a la actriz protagonista, pero no dudó para el galán. Aquella barba morena de tres días que resaltaba sus ojos verdes le hicieron a Adam merecedor sin discusión del papel principal.

Cada día se encontraban sus sonrisas y Samanta suspiraba, una vez más, por convertirse en la protagonista de su historia de amor. En esta ocasión, Adam superó sus expectativas. Mientras por el día rodaban las escenas de amor que Samanta había creado, por la noche Adam se inventaba escenas nuevas, no para la película, sino para la vida real.

Y es que una noche Adam invitó a Samanta a cenar con la excusa de hablar del guión. Él dijo que quería conocer más a fondo a su personaje, quería saber en quién estaba pensando Samanta cuando escribió su papel. La respuesta fue un sueño. Samanta llevaba soñando a Adam mucho tiempo y por fin el sueño se había convertido en realidad.

Un amor de película

Adam no pudo resistirse a la pasión que ponía Samanta en su vida de película. Decidió compensarla recreando nuevas escenas de amor, esta vez para ellos solos, sin focos, sin cámaras, sin técnicos, sin directores. Solo ellos y sus ganas de vivir un amor de cine que pusiera un poco de acción a su vida sentimental. Y tuvieron acción y mucho rodaje, porque durante muchos meses siguieron ensayando escenas bajo las sábanas.

Pero todas las películas, hasta las de amor, tienen un final. El final de su historia de amor lo marcó el inicio de una nueva película. Samanta tuvo que escribir otro guión, otra película romántica en la que Adam no encajaba. Su nuevo protagonista no se parecía en nada a él y ella no podía hacer nada por evitarlo. Ella no decidía lo que escribía, eran sus personajes quienes iban creando su propia historia haciéndola teclear en el ordenador palabras que no hubiera querido decir.

Su nuevo protagonista no era Adam. Por más que lo intentaba, Samanta no conseguía escribir nada que se le asemejara. Así que no tuvo más remedio que aceptar el fin de su historia y el comienzo de otra vida de amor, con otro protagonista que no era Adam.

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